Presentación

Esta es una traducción, hecha por mí (junto con las notas y esquemas), del ensayo Jerusalem 607 BCE, en su revisión de 2007, publicado por jehovahsjudgment.co.uk



24 may 2012

Apéndice I


Apéndice I:

Ezequiel 33.24-27 ¿Estos lugares devastados?

   Ezequiel 33.21 dice: “Al fin, en el duodécimo año, en el mes décimo, el día cinco del mes de nuestro destierro, ocurrió que vino a mí el escapado de Jerusalén, y dijo: ´¡La ciudad ha sido derribada!´”.

   Se ha llegado a decir que este versículo reporta eventos que ocurrieron después de la destrucción de Jerusalén y también después de que los últimos judíos huyeron a Egipto; de esto se infiere que la desolación ya había empezado. Sin embargo, el versículo 24 del mismo capítulo dice: “Hijo del hombre, los habitantes de estos lugares devastados están diciendo hasta acerca del suelo de Israel: ´Uno solamente era Abrahán y sin embargo tomó posesión de la tierra. Y nosotros somos muchos; a nosotros nos ha sido dada la tierra como algo que poseer´”.

   Así que, ¿cómo debemos entender esto?, ¿cómo pudo haber habido habitantes si la tierra estaba supuestamente “desolada” y deshabitada, según otras profecías?, ¿esto es prueba de que durante la “desolación” siguió habiendo gente viviendo en Judá? La respuesta corta es sencillamente “no”. La respuesta larga es esta:

   Según sabían los exiliados en Babilonia Jerusalén todavía no había sido destruida. Todo esto ocurrió en los días en que CNN todavía no existía, y por eso las noticias tenían que recorrer un largo camino ya que eran llevadas a pie, a caballo, o en carruaje.

   Para Ezequiel y los otros exiliados en Babilonia el conocimiento de la situación en Judea tenía un enorme tiempo de retraso; no fue sino hasta muchos meses después que ellos se enteraron de la destrucción de Jerusalén. Sin embargo, la noche antes de que el mensajero llegara, Jehová le dijo a Ezequiel por adelantado que la ciudad había sido devastada. Eso es lo que estamos considerando aquí.

   Los exiliados en Babilonia sólo podían haber sabido que Jerusalén había sido destruida y que la tierra había sido devastada; las noticias de su total abandono, el cual ya había ocurrido, no llegaron a los exiliados en Babilonia sino hasta algún tiempo después. El hombre que había escapado solamente podía reportar que la ciudad había sido conquistada... él mismo no sabía nada más.

    Sin embargo, Jehová dio a Ezequiel un poco más de información sobre lo que había ocurrido después de la destrucción: “Hijo del hombre, los habitantes de estos lugares devastados están diciendo hasta acerca del suelo de Israel: ´Uno solamente era Abrahán y sin embargo tomó posesión de la tierra. Y nosotros somos muchos; a nosotros nos ha sido dada la tierra como algo que poseer´”.

   Esta información tiene algún tiempo de retraso. Aunque para ese entonces ya hacía algún tiempo que los últimos “habitantes de estos lugares devastados” habían huido a Egipto, los exiliados en Babilonia no estaban enterados de ello y sólo sabían que Jerusalén había sido conquistada y seguramente creían que aún había sobrevivientes viviendo entre las ruinas de Judá.

   Jehová entonces comisionó a Ezequiel a dar un discurso frente a los otros exiliados en Babilonia. Se le dirigió para hablar metafóricamente, como si les estuviera hablando a los mismísimos sobrevivientes de la destrucción de Jerusalén que estuvieran viviendo entre sus ruinas.

   Frente a los judíos exiliados en Babilonia él dijo: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ´Con la sangre ustedes siguen comiendo, y los ojos siguen levantando a sus ídolos estercolizos […] y han contaminado cada uno a la esposa de su compañero. Así que, ¿deberían poseer la tierra?´” (78)

   Al dirigir sus preguntas metafóricamente a aquellos sobrevivientes que terminaron viviendo entre las ruinas de Judá, Jehová se proponía generar pesar en su auditorio de exiliados en Babilonia; ellos tenían que recordar las razones del por qué de su exilio, y Dios les diría por qué destruyó su ciudad y por qué no permitió que ningún sobreviviente permaneciera en la tierra devastada.

   Ahora el profeta dirige sus palabras a su auditorio de exiliados: “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová: ´Tan ciertamente como que estoy vivo, de seguro los que están en los lugares devastados caerán por la espada misma´” (79). Sí, con total certeza aquellos que estuvieran viviendo entre las ruinas no permanecerían ahí por mucho tiempo.

   Jehová continúa: “Realmente haré de la tierra un yermo desolado, aun una desolación, y al orgullo de su fuerza se le tendrá que hacer cesar, y las montañas de Israel tendrán que ser desoladas, sin que haya quien pase por ellas. Y tendrán que saber que yo soy Jehová cuando haga de la tierra un yermo desolado, hasta una desolación, por causa de todas sus cosas detestables que han ejecutado” (80).

   Aquí Ezequiel nuevamente está justificando la destrucción a sus compañeros exiliados, y les muestra por qué era merecida. También les confirma que los sobrevivientes de la desolación no permanecerían ahí porque muy pronto ´no habría quien pasara por ella´.

   Claro que en realidad la desolación ya había comenzado y la tierra ya estaba deshabitada... los últimos sobrevivientes ya habían huido a Egipto unas pocas semanas antes; sin embargo, desde la perspectiva de los judíos exiliados en Babilonia sólo Jerusalén había sido destruida y aún había sobrevivientes viviendo en Judá. Sin duda algunos judíos pensaban que aquellos sobrevivientes serían capaces de permanecer en su tierra y la volverían a poseer como lo habían hecho continuamente desde tiempos antigüos.

   Ezequiel les confirmó que ese no sería el caso: La tierra les sería arrebatada y ningún judío permanecería allí. Eventualmente otros mensajeros pudieron haber llegado y habrían actualizado con las más recientes noticias a los exiliados; seguramente les confirmaron lo que Ezequiel les había dicho, que la tierra había quedado completamente abandonada exactamente como Jehová había dicho.
  
   En realidad Jehová ya ha dado pruebas de que Ezequiel es un profeta verdadero. El registro dice que Ezequiel habló las palabras arriba citadas un día antes de que el escapado llegara y reportara sobre la destrucción de Jerusalén. No hay duda de que al día siguiente, cuando el reporte llegó, los exiliados judíos pudieron ver que Ezequiel realmente estaba hablando por Dios (81). De igual manera cuando el siguiente mensajero llegó y confirmó el completo abandono de la tierra las palabras de Ezequiel volvieron a ser vindicadas por segunda vez. El capítulo termina diciendo: “Y cuando se realice -¡mira! tiene que realizarse-, ellos también tendrán que saber que un profeta mismo había resultado estar en medio de ellos”. (82)
Notas: 
78- Eze 33.25
79- Eze 33.27
80- Eze 33.28,29
81- El escapado de Jerusalén llegó a Babilonia el 5 de tebet (dic/ene) de 606 aec. (Eze 33.21), es decir, aproximadamente cinco meses después de la destrucción de Jerusalén; lo cual tiene sentido porque la distancia que había entre Jerusalén y Babilonia se recorría en unos cinco meses (compárese con Esd 7.9). Las noticias que el escapado dio estaban inevitablemente retrasadas porque al momento de darlas ya hacía unos tres meses que el resto de los judíos sobrevivientes habían huido a Egipto (lo cual hicieron en tisri [sept/oct] de 607 aec.), algo de lo que, por supuesto, él no estaba enterado.
82- Eze 33.33

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