Apéndice I:
Ezequiel 33.24-27 ¿Estos lugares devastados?
Ezequiel 33.21 dice: “Al fin, en el duodécimo año, en el mes
décimo, el día cinco del mes de nuestro destierro, ocurrió que vino a
mí el escapado de Jerusalén, y dijo: ´¡La ciudad ha sido derribada!´”.
Se ha
llegado a decir que este versículo reporta eventos que ocurrieron después
de la destrucción de Jerusalén y también después de que los últimos
judíos huyeron a Egipto; de esto se infiere que la desolación ya había
empezado. Sin embargo, el versículo 24 del mismo capítulo dice: “Hijo del
hombre, los habitantes de estos lugares devastados están diciendo
hasta acerca del suelo de Israel: ´Uno solamente era Abrahán y sin embargo tomó
posesión de la tierra. Y nosotros somos muchos; a nosotros nos ha sido dada la
tierra como algo que poseer´”.
Así
que, ¿cómo debemos entender esto?, ¿cómo pudo haber habido habitantes si la
tierra estaba supuestamente “desolada” y deshabitada, según otras
profecías?, ¿esto es prueba de que durante la “desolación” siguió
habiendo gente viviendo en Judá? La respuesta corta es sencillamente “no”. La
respuesta larga es esta:
Según
sabían los exiliados en Babilonia Jerusalén todavía no había sido destruida.
Todo esto ocurrió en los días en que CNN todavía no existía, y por eso las
noticias tenían que recorrer un largo camino ya que eran llevadas a pie, a
caballo, o en carruaje.
Para
Ezequiel y los otros exiliados en Babilonia el conocimiento de la situación en
Judea tenía un enorme tiempo de retraso; no fue sino hasta muchos meses después
que ellos se enteraron de la destrucción de Jerusalén. Sin embargo, la noche
antes de que el mensajero llegara, Jehová le dijo a Ezequiel por adelantado que
la ciudad había sido devastada. Eso es lo que estamos considerando aquí.
Los
exiliados en Babilonia sólo podían haber sabido que Jerusalén había sido destruida
y que la tierra había sido devastada; las noticias de su total abandono, el
cual ya había ocurrido, no llegaron a los exiliados en Babilonia sino hasta
algún tiempo después. El hombre que había escapado solamente podía reportar que
la ciudad había sido conquistada... él mismo no sabía nada más.
Sin
embargo, Jehová dio a Ezequiel un poco más de información sobre lo que había
ocurrido después de la destrucción: “Hijo del hombre, los habitantes de
estos lugares devastados están diciendo hasta acerca del suelo de Israel: ´Uno
solamente era Abrahán y sin embargo tomó posesión de la tierra. Y nosotros
somos muchos; a nosotros nos ha sido dada la tierra como algo que poseer´”.
Esta
información tiene algún tiempo de retraso. Aunque para ese entonces ya hacía
algún tiempo que los últimos “habitantes de estos lugares devastados” habían
huido a Egipto, los exiliados en Babilonia no estaban enterados de ello y sólo
sabían que Jerusalén había sido conquistada y seguramente creían que aún había
sobrevivientes viviendo entre las ruinas de Judá.
Jehová entonces comisionó a Ezequiel a dar un discurso frente a los
otros exiliados en Babilonia. Se le dirigió para hablar metafóricamente, como
si les estuviera hablando a los mismísimos sobrevivientes de la destrucción de
Jerusalén que estuvieran viviendo entre sus ruinas.
Frente a los judíos exiliados en Babilonia él dijo: “Esto es lo que
ha dicho el Señor Soberano Jehová: ´Con la sangre ustedes siguen comiendo, y
los ojos siguen levantando a sus ídolos estercolizos […] y han contaminado cada
uno a la esposa de su compañero. Así que, ¿deberían poseer la tierra?´” (78)
Al
dirigir sus preguntas metafóricamente a aquellos sobrevivientes que terminaron
viviendo entre las ruinas de Judá, Jehová se proponía generar pesar en su
auditorio de exiliados en Babilonia; ellos tenían que recordar las razones del
por qué de su exilio, y Dios les diría por qué destruyó su ciudad y por qué no
permitió que ningún sobreviviente permaneciera en la tierra devastada.
Ahora
el profeta dirige sus palabras a su auditorio de exiliados: “Esto es lo que
ha dicho el Señor Soberano Jehová: ´Tan ciertamente como que estoy vivo, de
seguro los que están en los lugares devastados caerán por la espada misma´”
(79). Sí, con total certeza aquellos que estuvieran
viviendo entre las ruinas no permanecerían ahí por mucho tiempo.
Jehová continúa: “Realmente haré de la tierra un yermo desolado, aun
una desolación, y al orgullo de su fuerza se le tendrá que hacer cesar, y las
montañas de Israel tendrán que ser desoladas, sin que haya quien pase por
ellas. Y tendrán que saber que yo soy Jehová cuando haga de la tierra
un yermo desolado, hasta una desolación, por causa de todas sus cosas
detestables que han ejecutado” (80).
Aquí Ezequiel
nuevamente está justificando la destrucción a sus compañeros exiliados, y les
muestra por qué era merecida. También les confirma que los sobrevivientes de la
desolación no permanecerían ahí porque muy pronto ´no habría quien pasara por
ella´.
Claro
que en realidad la desolación ya había comenzado y la tierra ya estaba
deshabitada... los últimos sobrevivientes ya habían huido a Egipto unas pocas
semanas antes; sin embargo, desde la perspectiva de los judíos exiliados en
Babilonia sólo Jerusalén había sido destruida y aún había sobrevivientes
viviendo en Judá. Sin duda algunos judíos pensaban que aquellos sobrevivientes
serían capaces de permanecer en su tierra y la volverían a poseer como lo
habían hecho continuamente desde tiempos antigüos.
Ezequiel les confirmó que ese no sería el
caso: La tierra les sería arrebatada y ningún judío permanecería allí.
Eventualmente otros mensajeros pudieron haber llegado y habrían actualizado con
las más recientes noticias a los exiliados; seguramente les confirmaron lo que
Ezequiel les había dicho, que la tierra había quedado completamente abandonada
exactamente como Jehová había dicho.
En
realidad Jehová ya ha dado pruebas de que Ezequiel es un profeta verdadero. El
registro dice que Ezequiel habló las palabras arriba citadas un día antes
de que el escapado llegara y reportara sobre la destrucción de Jerusalén. No
hay duda de que al día siguiente, cuando el reporte llegó, los exiliados judíos
pudieron ver que Ezequiel realmente estaba hablando por Dios (81).
De igual manera cuando el siguiente mensajero llegó y confirmó el completo
abandono de la tierra las palabras de Ezequiel volvieron a ser vindicadas por
segunda vez. El capítulo termina diciendo: “Y cuando se realice -¡mira!
tiene que realizarse-, ellos también tendrán que saber que un profeta mismo
había resultado estar en medio de ellos”. (82)
Notas:
78- Eze 33.25
79- Eze 33.27
80- Eze 33.28,29
81- El escapado de Jerusalén llegó a Babilonia el 5 de tebet (dic/ene) de
606 aec. (Eze 33.21), es decir, aproximadamente cinco meses después de la
destrucción de Jerusalén; lo cual tiene sentido porque la distancia que había
entre Jerusalén y Babilonia se recorría en unos cinco meses (compárese con Esd
7.9). Las noticias que el escapado dio estaban inevitablemente retrasadas
porque al momento de darlas ya hacía unos tres meses que el resto de los judíos
sobrevivientes habían huido a Egipto (lo cual hicieron en tisri [sept/oct] de
607 aec.), algo de lo que, por supuesto, él no estaba enterado.
82- Eze 33.33
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