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Zacarías: ¿Los setenta años continuaron?
Hay
otra manera en que algunos tratan de explicar su inoperante cronología seglar.
Algunos están conscientes de los problemas que surgen cuando colocan el inicio
de los setenta años en una fecha más temprana, es decir, veinte años antes de
que Jerusalén fuera destruida. Por eso en su lugar presentan un argumento
diferente: ¡Que los setenta años de desolación terminaron veinte años después
que Jerusalén fue habitada de nuevo! (48)
Lo
primero que usted puede notar en semejante teoría es que total y completamente
contradice a la primera teoría, aquella de la que hemos estado hablando todo
este tiempo: La idea de que la desolación comenzó en el tercer año de
Jehoiaquim, con el ficticio exilio que ellos claman que ocurrió ese año.
Seguramente usted piensa que los apóstatas están muy divididos en su opinión
sobre qué “realmente” pasó; pero si eso es lo que cree está equivocado.
Ellos
usan los dos argumentos al mismo tiempo, aún sabiendo que ambas teorías se
contradicen entre sí. Es por eso que ellos están, de hecho, contradiciéndose a
sí mismos. La razón de esto es porque ellos tienen un propósito definido:
Atacar a la Sociedad Watchtower y a los testigos de Jehová. A ellos realmente
no les interesa el cumplimiento (o no cumplimiento) de la profecía de los
setenta años, ni les interesa buscar la verdad (aunque pueden fingir una
actitud de falsa piedad buscando la “verdad”); lo único importante para ellos
es demostrar que la Sociedad Watchtower está equivocada, y todo lo demás tiene
poca relevancia. Esa es la razón por la que ellos abiertamente se contradicen a
sí mismos.
Su
argumento se basa en estos dos versículos de Zacarías, los cuales, sacados de
contexto, parecen apoyar su idea: “De modo que el ángel de Jehová respondió
y dijo: ´Oh Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo no mostrarás tú mismo
misericordia a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a las cuales has
denunciado estos setenta años?´” (Zacarías 1.12). “Di a toda la
gente de la tierra y a los sacerdotes: ´Cuando ustedes ayunaron y hubo plañido
en el quinto mes, y esto por setenta años, ¿ayunaron realmente
para mí, hasta para mí?´” (Zacarías 7.5).
Estas
palabras fueron dichas entre 520 y 518 aec., casi setenta años después de que
Jerusalén fue destruida según la línea de tiempo seglar (49). Por
lo tanto, los apóstatas claman que 587 aec. fue la verdadera fecha de la
destrucción de Jerusalén, y que los mencionados setenta años aún estaban
transcurriendo de acuerdo a los versículos arriba citados. Sin embargo, los
apóstatas frecuentemente sacan de contexto a las Escrituras, y esta no es la
excepción.
El contexto.
Al
inicio del libro de Zacarías Jehová advierte al pueblo repatriado a que no se
hagan como sus antepasados exiliados, quienes se negaron a escuchar y por eso
fueron castigados. Ellos, de hecho, necesitaban mostrar celo por Jehová y
completar la reconstrucción del templo.
Después Zacarías tuvo una visión donde hombres a caballo cabalgan sobre
la tierra. Su reporte al regresar dice: “Hemos andado por la tierra, y,
¡mira!, la tierra entera está sentada en quietud y no tiene disturbio”. Sí,
las naciones estaban tranquilas en ese entonces; no estaban interesadas en la
reconstrucción del templo de Jehová, principalmente porque ésta no se estaba
llevando a cabo. Los judíos estaban siendo perezosos y se negaban a poner manos
a la obra. Había un gran riesgo de que se comportaran como lo habían hecho sus
antepasados.
Fue
en ese momento cuando el ángel de Jehová le preguntó a Dios: “Oh Jehová de
los ejércitos, ¿hasta cuándo no mostrarás tú mismo misericordia a Jerusalén y a
las ciudades de Judá, a las cuales has denunciado estos setenta años?” (50)
Deténgase y piense en esta declaración. ¿No parece raro que el ángel le
preguntara a Jehová “hasta cuándo”, cuando la duración de tiempo exacta
ya había sido determinada, a saber, setenta años? La única posible razón para
hacer esa pregunta retórica es porque los setenta años ya hubieran terminado, y
aún así, según las apariencias, Jerusalén aún estaba parcialmente desolada y en
ruinas, con una imperativa necesidad de ser reconstruida, ¡de hecho el templo
mismo aún no había sido completado!
En
otras palabras ¿no habían sido suficientes setenta años de desolación?,
¿continuaría Jehová negando sus favores tal como lo hizo durante los setenta
años de desolación? Realmente ´oh Jehová, ¿hasta cuándo?´
Jehová mismo respondió la pregunta del ángel. Le dijo: “He estado
celoso por Jerusalén y por Sión con gran celo. Con gran indignación me siento
indignado contra las naciones que están en desahogo […] mi propia casa será construida en ella
[…] mis ciudades todavía rebosarán de lo bueno”. Sí, Jehová mostraría favor
a Jerusalén y el templo sería reconstruido, y las bendiciones fluirían para el
pueblo de Dios. (51)
Una visión más amplia del capítulo 7 de
Zacarías.
A lo
largo de los setenta años de desolación, y también después de haber sido
repatriados, los judíos observaron ayunos, con los cuales conmemoraban su
tristeza por la destrucción de Jerusalén. Cierto día hombres de la ciudad de
Betel fueron al profeta Zacarías y le preguntaron: “¿Lloraré [yo, el pueblo
de Betel] en el quinto mes, practicando una abstinencia, como lo he hecho
estos, oh, cuántos años?” (52). Observe que ellos no especificaron que
hubieran sido setenta años solamente. La conmemoración de esos ayunos se había
extendido por diecisiete años al momento en que los hombres hicieron esa
pregunta.
La
respuesta vino de parte de Jehová. En los versículos 5 a 7 dice: “Di a toda
la gente de la tierra y a los sacerdotes: ´Cuando ustedes ayunaron y hubo
plañido en el quinto mes y en el séptimo mes , y esto por setenta años,
¿ayunaron realmente para mí? Y cuando comían y cuando bebían, ¿no eran ustedes
los que efectuaban el comer, y no eran ustedes los que efectuaban el beber´”.
Claramente Jehová está hablando del pasado, “cuando” ellos ayunaron “setenta
años”. Los setenta años no estaban transcurriendo todavía aunque ellos aún
mantenían la observancia de esos ayunos.
Jehová continuó: “¿No deberían haber obedecido las palabras que
Jehová clamó por medio de los profetas anteriores, mientras Jerusalén se
hallaba habitada, y desahogada, con sus ciudades todo en derredor de ella [?]”.
Con estas palabras Jehová estaba señalando al hecho de cuánto mejor hubiera
sido que el pueblo se hubiera mantenido obediente y así hubiera podido evitar
la calamidad que lo llevó a observar ayunos conmemorativos años tras año.
Observe que las palabras de Dios en realidad los llevan atrás en el
tiempo, y les recuerdan que si ellos simplemente hubieran optado por ser
obedientes cuando la tierra aún estaba habitada antes de la calamidad, entonces
los setenta años de desolación no habrían tenido que ocurrir. Si los ayunos y
las conmemoraciones hubieran sido realmente para Jehová, más bien que una
demostración de su propio pesar, entonces habrían mostrado ser obedientes. El
resto del capítulo les recordaba las razones por las que merecieron la
desolación.
Cuando nos fijamos en el contexto, junto con la información previa de
que la tierra sería desolada, inhabitada, arruinada, y hecha un yermo por
setenta años, podemos darnos cuanta de que los setenta años de desolación no
seguían transcurriendo todavía. Terminaron cuando los judíos fueron repatriados
en 537 aec., y comenzaron cuando Jerusalén fue destruida setenta años antes, en
607 aec.
-Esta teoría contradice a las anteriores.
-El contexto de los versículos muestra que los
setenta años habían quedado en el pasado.
Notas:
48- Es decir, que terminaron en 517 aec. y no en 537 aec.
49- Es decir, según la cronología que dice que Jerusalén fue destruida en
587 aec.
50- Zac 1.12
51- Zac 1.14-17
52- Zac 7.2,3
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